Otro día de lluvia en BAires, y otra receta clásica para el té/café de la tarde. Reconozco que puede ser duro comer estos scones con mate (si lo sabré), pero si gustan...
Hace unos años, cuando todavía vivía en RN, mi mamá compraba unos scones de anís en la panadería. A mi no me gustaba para nada el anís. Pero creo que es uno de esos sabores que te atrapan de grande porque ahora lo adoro. Me pasa también con el cardamomo, clavo de olor, la canela...
Aprendí a hacer scones con mi abuela paterna. Una tarde no sabíamos que hacer para merendar y desempolvó el libro de Doña Petrona. Con algunos retoques, acomodándonos a lo que había en la casa (porque a la hora de la siesta esta absolutamente todo cerrado) los hicimos. Creo que me entusiasmé tanto que después hice scones un mes seguido poniéndoles infinidad de cosas, probando sabores...
Así que como saben que me ponen un poco nostálgica los días así, se me dio por hacer estos scones de mi abuela con el anís de mi mamá.
Empecemos. Vamos a necesitar:
En principio vamos a mezclar con las manos harina y manteca fría en cubos. Tenemos que formar una especie de granulado. Después agregamos el azúcar, la sal y la cucharada de anís.
Una vez mezclados estos ingredientes, hacemos un hueco para incorporar los húmedos. Ponemos los dos huevos (esencia de vainilla si quieren, o ralladura de limón) y vamos agregando la leche de a poco mientras terminamos de unir la preparación.
No hay que amasar, solo unir bien los ingredientes.
Estiramos la masa de 1cm de espesor aproximadamente y cortamos los scones. Los ubicamos en una placa con papel o con manteca y harina, y los pintamos con huevo. Llevamos a horno precalentado, medio alto, por unos 18 minutos (o hasta que vean que están bien doraditos y tienen base)
Obvio pueden cambiar el anís por otra cosa que les guste mas. Experimenten!
Espero que los disfruten.




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